jueves, 9 de diciembre de 2010

"Je lutte des classes" (Respuesta a Salvador López Arnal)




(A modo de premisa: es difícil traducir la primera parte del título de este artículo. Se trata de una consigna del último movimiento francés contra la reforma regresiva del sistema de pensiones impuesta por Sarkozy. Se trata de un juego de palabras intraducible alrededor del término "lutte" que puede ser un verbo o un sustantivo. Así "Je lutte des classes" significa: "Yo lucho de clases" o "yo lucha de clases". Una posible interpretación, entre otras muchas, es que, en uno de los casos, el sujeto se asume como sujeto de la lucha de clases, en el otro, como sujeto dividido por la propia lucha de clases). El presente artículo es, entre otras cosas, una respuesta al que escribiera Salvador López Arnal en Rebelión bajo el título Controladores, golpe de Estado social y pasividad/complicidad de la izquierda de tradición laborista.

Carta abierta a Salvador López Arnal

Querido Salvador:

No creo que la cosa haya que tomársela tan a la tremenda, de manera tan personal y apasionada. No creo que hayas de sentirte infamado por mis palabras, ni que tengas que amenazarme con colocarme en una de tus misteriosas "aristas". Más vale que consideremos con serenidad y recíproca benevolencia algunos de los motivos de la tremenda impotencia de la izquierda tradicional ante la crisis y la ofensiva del capital actualmente en curso. Esto sí que son cosas serias, y no el buen o el mal nombre de una u otra organización. Una organización es un instrumento político y, una buena organización comunista un buen instrumento de la lucha de clases por el comunismo. Una mala organización por el contrario, es una organización incapaz de actuar sobre la realidad por hallarse presa de una trama interna y externa de relaciones e intereses que la neutralizan o la hacen incluso servir a causas contrarias a las supuestamente perseguidas.

Este tejido de intereses y relaciones se expresa en un discurso ideológico determinado. En el caso que nos afecta, me refiero al discurso ideológico que denomino "laborismo". Tal vez el término no esté muy bien elegido -y sea casi un italianismo-, pero creo que se entiende bien que designa el carácter central que desempeñan el "trabajo" (latín "labor") así como la identidad y la dignidad del trabajador en el pensamiento y la práctica de algunas organizaciones y, muy en concreto, al menos en Europa occidental, las organizaciones políticas y sindicales mayoritarias que afirman representar a la clase obrera. Estas y no otras son las famosas organizaciones "socialdemócratas, eurocomunistas y stalinistas". Para todas ellas, el trabajo es el horizonte insuperable de la condición humana, hasta el punto de que su reivindicación fundamental es -a estas alturas- el establecimiento del pleno empleo y la recuperación del Estado del bienestar. El hecho de que la insistencia en estos dos temas no haya impedido en lo más mínimo el desmantelamiento del estado del bienestar y la pérdida masiva de puestos de trabajo debería haber hecho reflexionar a esta izquierda, pero estos hechos tozudos no parecen inquietarla.

Ocurre que, si bien este tipo de organizaciones sindicales y políticas pudo obtener conquistas importantes en la doble coyuntura del fordismo/keynesianismo y de la guerra fría, hoy, una vez liquidados los "socialismos reales" y los modos de regulación fordistas y keynesianos, la representación colectiva del trabajo se ha hecho sencillamente imposible. Hoy, con lo que nos encontramos no es con un obrero fabril con un contrato fijo y un marco de derechos negociados colectivamente y reconocidos por un Estado regulador y planificador, un obrero que trabaja con un tiempo de trabajo y un lugar de trabajo definidos, sino con un estallido de las formas de trabajo y contractualidad: del parado, al trabajador de telepizza o de los "call center", al trabajador "flexible" de las ETT, al número creciente de trabajadores "afectivos" que se ocupan de ancianos, enfermos etc, a los trabajadores sociales, los disitntos tipos de trabajo intelectual desde los productores de videojuegos cuyas jornadas de trabajo/juego no tienen límite hasta los investigadores o los profesores de universidad financiados directamente por el capital, o incluso los mismísimos controladores aéreos o los intérpretes de conferencias. Todo esto, sin olvidar esa categoría fundamental de trabajadores que, en una "sociedad del espactáculo" son los artistas y otros trabajadores del espactáculo. El catálogo, como el del Don Giovanni de Mozart es abierto, seguro que escarbando un poco podemos decir que "en España son ya 1003 (mille e tre...)".

La representación de esta realidad no es que no esté al alcance de las organizaciones tradicionales que, mal que bien lograron en una coyuntura muy precisa representar el trabajo abstracto y negociar el estado del bienestar, es que resulta sencillamente imposible. El trabajo no obedece a las unidades de lugar, de tiempo y de valor que antes lo definían, sino que se ha convertido en una actividad cada vez más difusa, una actividad productiva de cada momento y lugar, un auténtico trabajo social. Esto no quiere decir que no exista la lucha de clases, sino que hoy menos que nunca puede representarse esta lucha de clases como un enfrentamiento entre dos bandos preexistentes. Como afirmaba Louis Althusser, "la lucha de clases es anterior a las clases" y las constituye y reproduce como tales. Tenemos que abandonar la metáfora futbolística de los dos bandos preexistentes. Uno se divide en dos ( o más). Hoy la lucha de clases atraviesa a nivel macrofísico al conjunto de la sociedad y a nivel microfísico todas sus moléculas y átomos: desde las organizaciones políticas y demás aparatos de Estado hasta los individuos y sus relaciones. Las distintas categorías de trabajadores son así escenarios de formas muy diferenciadas de la lucha de clases que no pueden representarse de manera unificada, aunque, si se quiere luchar contra el capitalismo, deban encontrar formas de articulación horizontal que todavía no hemos logrado desarrollar. Antes de que el movimiento obrero descubriera su arma fundamental, la huelga, tardó décadas en encontrarla y en nombrarla como una práctica coherente: antes tuvo la tentación de romper las máquinas o de asesinar a los patronos. Hoy, estamos ante una fase parecida a esos momentos iniciales de la clase obrera fabril: tenemos que inventar las nuevas formas de resistencia que permitan articular las fuerzas necesarias para bloquear el conjunto de la producción social difusa, puesto que la huelga tradicional -salvo en países donde la clase obrera industrial tiene un gran peso como China o Alemania- es, como cínicamente recordaba Sarkozy "invisible". Sólo la huelga general universal, la huelga metropolitana que bloquea los flujos de comunicación y de transporte puede resultar visible y dañina para el capital.

Hoy no creo que tenga mucho eco apelar al trabajo fabril como elemento de dignidad de ningún individuo de nuestra sociedad, insistir, por ejemplo, como haces en tu artículo sobre los controladores publicado en Rebelión, en que "cuando los trabajadores van a la huelga no lo hacen por no trabajar sino por hacerlo en condiciones dignas. Aspirando a ser tratados como seres humanos, no como piezas de un mecanismo diabólico e injusto." Para muchos, ya no se trata de ser explotados (trabajar) en condiciones "dignas" o "humanas", sino de no trabajar bajo un patrón (o un Estado) y para el capital. El trabajo social difuso tiene la ventaja de mostrar a diario a millones de personas la perfecta inutilidad productiva del capital y de su Estado. El capital es hoy exclusivamente parasitario y el Estado no es un límite para el capital, sino el último de sus baluartes. De ahí que el actual renacimiento marxo-kantiano de discursos neosocialistas de defensa del Estado de derecho como defensor de la sociedad frente al capital sólo pueda conducir a un callejón sin salida.

El límite del "laborismo" es precisamente su incapacidad de pensar el deseo de comunismo latente en nuestras sociedades, pues siempre tiene que transcribirlo en categorías "socialistas" de gestión estatal del capital fijo (capital invertido en medios de producción a excepción de la fuerza de trabajo) y del variable (capital invertido en fuerza de trabajo: la única mercancía que genera nuevo valor o plusvalía). No salir del horizonte salarial, de las reivindicaciones ligadas al empleo y (al menos en los sindicatos de la CES como CCOO y UGT) al crecimiento, es prohibirse a sí mismo y condenar en los demás toda perspectiva de salida de la condición salarial, de la sociedad de clases y del Estado. Así, para empezar a citar nombres, como se me pide, Izquierda Unida defiende respectivamente en su en su programa de las últimas elecciones europeas y en su programa de las generales de 2008 el pleno empleo y el crecimiento (sostenible):"Para IU, también en el nivel de decisión de las instituciones europeas, las políticas que favorezcan la creación de empleo son el objetivo fundamental" (europeas); "Los objetivos de la política monetaria deben ampliarse, incluyendo, junto a la estabilidad de precios, el crecimiento y el pleno empleo seguro y de calidad." (generales). En estos objetivos "laboristas" coincide con el PSOE que en su programa electoral de 2008 afirma algo hoy tan surrealista como lo siguiente: Acercaremos nuestra economía al pleno empleo y mejoraremos la calidad del trabajo y su estabilidad, el incremento salarial, la igualdad en el trabajo y la conciliación de la vida personal y laboral."

Con estos objetivos es difícil, sino imposible, entrar en contacto con los nuevos tipos de trabajador integrados en el "trabajo social difuso". Los objetivos de estos trabajadores no son el pleno empleo, que saben imposible y no consideran deseable, sino una renta de ciudadanía independiente de cualquier prestación laboral asalariada, el libre acceso a los comunes productivos, que es el otro nombre -comunista- de una libertad de emprender efectiva, el libre acceso a bienes públicos como la sanidad y la enseñanza y la progresiva gestión social de estos bienes al margen del capital y del Estado. Todos ellos son objetivos de transición hacia una sociedad sin clases y sin esclavitud salarial. Ninguno de ellos se recoge en los programas de la izquierda laborista. En otros términos, como decía el Manifiesto: "Los comunistas no tienen partido". No creo que hoy la forma partido sea útil ni necesaria, pues está demasiado ligada a la lógica de la representación. Tenemos que pensar en otra cosa: te invito cordialmente a que lo hagamos.

Un abrazo
John Brown

Una nota rápida en respuesta a algunas críticas y observaciones sobre la cuestión de los controladores

Parece que, para algunos, el límite entre las clases trabajadoras y quienes viven del capital y de la explotación ajena no está claro. Creo que tienen razón en no verlo claro. Uno de los efectos de la lucha de clases en el capitalismo es precisamente hacer invisible ese límite. Quienes hoy tengan cierta nostalgia de la vieja clase obrera y del viejo capitalismo, de aquellos tiempos míticos en que las cosas estaban claras, más vale que se desengañen: la forma salario, el hecho de que la fuerza de trabajo sea objeto de compraventa entre agentes libres del mercado, antes que de explotación en el ámbito productivo, siempre ha servido para enmascarar la expropiación y la explotación de los trabajadores. Del mismo modo que el propiestario de esclavos disimulaba la explotación incluyendo a los seclavos en su familia -familia sive patrimonium-, el moderno capitalista hace del trabajador que explota un interlocutor comercial que, formalmente, es su igual.

Hoy que los trabajadores -o muchos de ellos- son además accionistas de fondos de pensiones o de fondos de inversión que exigen un aumento gigantesco de las tasas de explotación a las propias empresas en que estos trabajan, la cosa es aún mucho más complicada.

La comparación que proponen algunas personas -en particular el Sr. Cabrera- entre el caso de los gestores de los fondos financieros y el de los controladores aéreos es sumamente instructiva. Los gestores de fondos financieros son directamente los agentes (Träger, vectores o portadores, diría Marx) de un capital anónimo. Ciertamente tienen un salario, pero un salario que fijan ellos mismos, junto a toda suerte de primas y beneficios. Por lo demás, suelen ser propietarios también de una parte del capital que gestionan. Su función de rapiña en los fondos de pensiones por capitalización ha sido puesta de relieve por Frédéric Lordon en un reciente y brillante artículo de su blog del Monde diplomatique (La pompe à Phynance). En cierto modo, los gestores de fondos financieros son la personalización del capital en un momento en que el anonimato es la forma de propiedad del capital más extendida. A través de ellos habla y actúa el capital. Que su remuneración conste parcialmente de un componente salarial es una mistificación necesaria al no ser ellos los propiestarios de todo el capital que gestionan, pero no deja de ser una mistificación.

El caso de los pilotos y el de otras personas que en nuestra sociedad ganan muy buenos sueldos es distinto. En primer lugar, es gente que vive de su trabajo y no de las rentas del capital, esto es de trabajo ajeno. Por otra parte, no gestionan en lo más mínimo el capital de la empresa en la que trabajan. Si sus sueldos son abultados, ello se debe a diversas razones: 1) la escasez de controladores "natural", es decir, la dificultad intrínseca de su tarea, que exige formación y capacidad de soportar el estrés e implica una enorme responsabilidad, 2) la escasez artificial de controladores provocada en España por la mala gestión de los diversos gobiernos que, en la primera potencia turística europea, no han formado un número de controladores acorde con las exigencias de un tráfico aéreo creciente, 3) al hecho, por último, de que, a consecuencia de lo anterior, el número de horas extras (pagadas el triple de la hora normal) haya crecido enormemente.

Eso es básicamente lo que hay. A quien le parezca que los sueldos de los controladores son abultados, considere lo que cobran otros trabajadores especializados como los intérpretes de conferencias con cuatro o cinco lenguas o los cirujanos etc. ¿Qué es injusto que haya gente que cobre tanto y otra tan poco? Si acepta Vd. la existencia del mercado como regulador económico de unos recursos escasos, no veo qué se puede objetar. Por mi parte, yo tengo poca fé en el mercado y sé que, por ejemplo en Cuba, los cirujanos y los controladores aéreos, que son funcionarios del Estado, hacen su trabajo de manera plenamente responsable por muchísimo menos dinero; pero es enteramente indecente juzgar la situación española (la de una sociedad de mercado) con los criterios (políticos, deontológicos, cívicos) de una sociedad muy distinta.

Los pilotos y los controladores seguirán teniendo sueldos muy elevados en una sociedad capitalista. Esto no es una decisión política ni moral, sino el simple resultado del funcionamiento del mercado. Sin embargo, como tienen que volver a trabajar cada día y no viven sino de su propio trabajo, no dejan de ser trabajadores. Por ello mismo, un gobierno como el español, fiel y lúcido representante de los intereses del capital, ataca con toda violencia a los controladores aéreos, dentro de una ofensiva generalizada contra todas las categorías de trabajadores, pero, a pesar de todas las catástrofes que han originado y que siguen causando, deja en paz, cuando no favorece descaradamente desde un punto de vista fiscal, a los gestores de fondos financieros y a los banqueros, que en Islandia ya están, por cierto, en la cárcel.

PS. Quien no entienda en qué sentido o dirección evoluciona el reparto de la renta en nuestras sociedades, parece que no vive en este mundo y anda por los cielos de la abstracción. Para aterrizar, le recomiendo como controlador aéreo =por una tarifa cubana= al profesor Vincenç Navarro: http://www.rebelion.org/noticia.php?id=102667

lunes, 6 de diciembre de 2010

Sueño de una noche de 6 de diciembre, día de la Constitución (Si en España hubiera una democracia)



"Y soñé que en otro Estado más lisonjero me vi"
Pedro Calderón de la Barca, La vida es sueño, Jornada  segunda, parte VI
(la pequeña modificación ortográfica del texto de Calderón es un lapsus cálami perfectamente voluntario)


Si en España hubiera una democracia, este podría ser el contenido de una página del Boletín Oficial del Estado:

"BOLETÍN OFICIAL DEL ESTADO
Núm. 298 Lunes 6 de diciembre de 2010 Sec. I. Pág. 101222
I. DISPOSICIONES GENERALES
MINISTERIO DE LA PRESIDENCIA
18683 Real Decreto 1680/2010, de 6 de diciembre, por el que se declara el estado de alarma para la normalización del sector financiero.

Los artículos 35, apartado 1, 47 y 50 de la Constitución española reconocen a todos los españoles el derecho al trabajo, a la vivienda así como a una pensión de jubilación digna. Dicho derecho está igualmente reconocido a todas las personas en los Tratados y Convenios Internacionales de los que España es parte.
Las circunstancias extraordinarias que concurren por la especulación masiva contra los títulos de deuda pública españoles como consecuencia de la situación desencadenada por el abandono de sus obligaciones por parte de la banca y los diversos servicios financieros, impiden el ejercicio del derecho fundamental mencionado y determinan la paralización de un servicio público esencial para la sociedad como lo es el sector del crédito, tanto al sector público como a la ciudadanía en general. Todo ello constituye, sin duda, una calamidad pública de enorme magnitud por el muy elevado número de ciudadanos afectados, la entidad de los derechos conculcados y la gravedad de los perjuicios causados.

Para recuperar la normalidad en la prestación del citado servicio de interés público y restablecer los derechos fundamentales de los ciudadanos, hoy menoscabados, y habiendo fracasado todos los intentos para poner fin a la situación de catástrofe pública existente, es indispensable proceder a la declaración del Estado de Alarma en orden a eliminar los obstáculos que impiden su segura y continuada prestación.
Las medidas que se contienen en el presente real decreto son las imprescindibles para hacer frente a la situación y resultan proporcionadas a la extrema gravedad de la misma.

En su virtud, a propuesta del Vicepresidente Primero del Gobierno y Ministro del
Interior, de la Ministra de Defensa y del Ministro de Fomento, y previa deliberación del
Consejo de Ministros en su reunión del día 6 de diciembre de 2010,
DISPONGO:
Artículo 1. Declaración del Estado de Alarma.
Al amparo de lo dispuesto en el artículo 4 apartado c. en relación con los apartados a.
y d. de la Ley Orgánica 4/1981, de 1 de junio, de los Estados de Alarma, Excepción y Sitio,
se declara el Estado de Alarma con el fin de afrontar la situación de grave perturbación de los servicios financieros.
Artículo 2. Ámbito territorial y material.
La declaración de Estado de Alarma afecta, en todo el territorio nacional, a la totalidad
de las entidades bancarias y crediticias, agencias bursátiles y financieras y todo tipo de intermediarios del ramo.
Artículo 3. Ámbito subjetivo.
Todos los agentes de entidades financieras pasan a tener, durante la vigencia del Estado de Alarma, la consideración de personal militar a los efectos de lo previsto en el artículo 10.Uno de la citada Ley Orgánica y en consecuencia, quedan sometidos a las órdenes directas de las autoridades designadas en el presente real  decreto, y a las leyes penales y disciplinarias militares, de conformidad con lo dispuesto en el artículo 8.5 de la Ley Orgánica 13/1985, de 9 de diciembre. cve: BOE-A-2010-18683#BOLETÍN OFICIAL DEL ESTADO 
Núm. 297 Lunes 6 de diciembre de 2010 Sec. I. Pág. 101223
Artículo 4. Licencias, habilitaciones y anotaciones.
Los agentes de los servicios financieros mantendrán todas las
facultades inherentes a las licencias, habilitaciones, anotaciones y certificados médicos de
que sean titulares, si bien ejercerán dichas atribuciones, en todo caso, bajo la organización
y supervisión del Ejército de Tierra.
Artículo 5. Duración.
La duración del Estado de Alarma que se declara en este real decreto es de quince
días naturales.
Artículo 6. Autoridad delegada del Gobierno.
El Jefe de Estado Mayor del Ejército de Tierra y las autoridades militares que designe
adoptarán las decisiones pertinentes en cumplimiento de lo que dispone el artículo 3 del
presente real decreto.
Disposición transitoria única. Procedimientos en tramitación.
Los procedimientos a que se refiere el artículo 3 de este real decreto iniciados y no
terminados durante la vigencia del Estado de Alarma continuarán su tramitación, una vez
extinguido dicho Estado, con sujeción a la legislación laboral o administrativa.
Disposición final única. Entrada en vigor.
El presente real decreto entrará en vigor en el instante de su publicación en el «Boletín
Oficial del Estado».
Dado en la Embajada de España en Tegucigalpa, el 6 de diciembre de 2010.
FRANCARLOS R.
El Ministro de la Presidencia,
ROMÁN ARREGUI ROTOND"

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Nota importante: Los personajes de este pastiche llevan nombres parecidos a los de personas existentes, pero deben considerarse a todos los efectos personajes de ficción. Sólo se han mantenido estos nombres y las denominaciones de sus cargos, para contribuir al efecto de irrealidad aquí perseguido. En ningún momento hemos creído que los personajes reales casi homónimos fueran capaces de tomar una medida de este tipo. Todo parecido con la realidad es así mera ilusión, un posible ensueño de quienes creen que basta aplicar la constitución para cambiar las cosas. Ni siquiera una constitución republicana cambiaría nada esencial si no fuera acompañada de un cambio social radical de orientación anticapitalista. La Constitución española vigente tiene además otras caracterísiticas menos amables que el reconocimiento de boquilla -en un marco capitalista obligatorio- de los derechos a los que hace referencia el anterior pastiche. Para que el derecho sirva de algo, tiene que existir un más allá del derecho, unas correlaciones de fuerzas sociales que determinen el sentido y el modo de aplicación de las normas. Como sabían perfectamente Hobbes y Spinoza, una norma por sí misma no es más que palabras, lo esencial es quién la interpreta y cómo se aplica. La interpretación de la ley debe ser por lo tanto un derecho irrenunciable del soberano..Hoy por hoy, la constitución vigente es el estado de alarma declarado o latente.


domingo, 5 de diciembre de 2010

Alarma de Estado: el plante de los controladores y la ficción de la soberanía




„Non est potestas Super Terram quae Comparetur ei
(No hay poder sobre la tierra que se le compare")
Job, 41,24
"Quien le echa un pulso al Estado pierde"
A. P. Rubalcaba







1.
La rabia con que cierta izquierda de tradición laborista (estalinista, eurocomunista o socialdemócrata) está respondiendo al conflicto de los controladores aéreos no sorprende. Su posición es la de la defensa de
los intereses residuales de un tipo de trabajador hoy minoritario (el trabajador con contrato indefinido del fordismo), muy en particular de los intereses particulares de sus representantes políticos y sindicales autoproclamados. Estas organizaciones pretenden enfrentar al trabajador modélico del fordismo con lo que hoy es ya la mayoría de los trabajadores: precarios, intermitentes, incluso parados, trabajadores cognitivos, domésticos, afectivos etc. Formas de trabajo todas ellas  que desconocen los límites de la jornada laboral y del centro de trabajo, pues corresponden a un trabajo difuso en el tiempo y el espacio. Cuando enfrentan a una auténtica "clase obrera" -en desaparición- con el trabajo social difuso postfordista, algunos de los representantes de la antigua clase obrera se convierten en los más preciados aliados del capital y de sus gobiernos en su lucha contra el proletariado realmente existente.

2. 
Los controladores aéreos son unos trabajadores de un tipo muy particular. Son fundamentalmente trabajadores de la atención, con una altísima responsabilidad sobre la seguridad y la vida de los viajeros.
Su tiempo de trabajo es a la vez dilatado (muchas horas de presencia), intermitente (necesidad de pausas para mantener la capacidad de atención necesaria) y sumamente intenso (atender a los movimientos
simultáneos de 60 aviones en Barajas...). En eso se asemeja, por ejemplo al de los intérpretes. Su fuerza de trabajo es por ello mismo una mercancía escasa en el mercado laboral. Por otra parte, su posición clave en el sistema de flujos de circulación rápida de mercancías y de personas les ha permitido presionar eficazmente para mantener y mejorar sus salarios (aunque en los último años, y particularmente en los últimos meses, ha aumentado su tiempo de trabajo con numerosas horas extras no voluntarias). La conjunción de estos dos factores explica que sus sueldos sean elevados. Sin embargo, el que sean bastante superiores a la media obedece también al hecho de que los salarios de la mayoría de los otros trabajadores llevan 30 años estancados, cuando no se han visto drásticamente cercenados. Tal vez, si se hubiera dado una progresión de los demás salarios en consonancia con la productividad del trabajo y la inflación, existiría ahora una diferencia menor entre los sueldos de los controladores aéreos y los del resto de la población asalariada.

Los controladores aéreos constituyen por consiguiente un ejemplo a seguir para todos los demás trabajadores. Ciertamente no corresponden al tipo genuino del "proletario con conciencia de clase", no son esos trabajadores de los que dice López Arnal en un artículo publicado en Rebelión que "cuando los trabajadores van a la huelga no lo hacen por no trabajar sino por hacerlo en condiciones dignas. Aspirando a ser tratados como seres humanos, no como piezas de un mecanismo diabólico e injusto.". Sería por lo tanto absurdo e indecente según el moralismo "laborista" que los trabajadores fuesen a la huelga por trabajar menos o por ganar mucho más, o para dejar de ser trabajadores y asalariados apropiándose de los medios de producción. Los controladores son por ello un muy mal ejemplo de indocilidad por parte de los trabajadores, desde el punto de vista del capital y sus gobiernos, pero también de las organizaciones que no tienen ninguna perspectiva que vaya más allá de la identidad obrera y de la "dignidad" del trabajo asalariado . De ahí que López Arnal se apresure a excluir a los controladores aéreos, cuya huelga califica de "huelga burguesa", del mundo del trabajo, pues: "no dan ninguna señal de querer pertenecer al movimiento obrero ibérico, de cultivar los ideales ilustrados de la libertad, la igualdad y la fraternidad. Ellos no son obreros, son trabajadores especializados de cuello blanco; no se ensucian, no tienen nada que ver con los trabajadores de la construcción o con las trabajadoras de los call center." Afortunadamente, existen otras voces entre las organizaciones sindicales, que son capaces de evitar la trampa hoy tendida a los trabajadores.

3. 
La militarización de los controladores aéreos aprobada por el gobierno socialista no es, con todo, una sorpresa.  No sorprende el grado de docilidad, hija de la costumbre, con que se está aceptando el “golpe de Estado social” del gobierno del PSOE, quien, por primera vez depués de la muerte del fundador del actual ordenamiento político español, ha declarado un Estado de alarma para hacer frente a un conflicto laboral. No es esta, por cierto, la primera vez que la socialdemocracia española toma medidas radicales contra los trabajadores a fin de establecer condiciones más favorables para el capital. El gobierno de Felipe Gonzalez fue el reponsable de la mayor reestructuraciópn industrial de la historia reciente. En España la labor que en otros países desempeñaran Thatcher, Reagan o Pinochet corrió a cargo del primer partido de la “izquierda”. Su ministro de industria de la época, Carlos Solchaga, afirmaba, emulando el “enrichissez-vous” ("enriquecéos") de Thiers que “España es el país del mundo donde es más fácil hacer dinero”. Sin duda, lo era y lo es para quienes ya tienen mucho. Un general del ejército español llegó a explicar al autor de este blog en una conversación privada a principios de los 80 que, aun siendo de derechas, los militares estaban contentos con que el PSOE gobernase, pues una reestructuración industrial de esas dimensiones con un gobierno de derechas podría haber supuesto una revolución social. La cínica lucidez del general definía correctamenter la función del PSOE en la transición: hacer pasar como medidas progresistas las principales reformas neoliberales. Ya en los años 80, los responsables económicos del PSOE hablaban de los “privilegios” de los trabajadores. El más escandaloso era disponer de un empleo con contrato fijo y contra él se activó todo el aparato del gobierno y del partido con notable eficacia. Hoy, la mayor parte de los puestos de trabajo que se crean se rige por contratos a tiempo definido o por formas precarias de contractualidad. El resultado de esto es que, una vez declarada la última crisis, España fue el país que más puestos de trabajo perdió en menos tiempo y el que ostenta el récord absoluto de desempleo en la UE.

Aún así, la lucha contra los “privilegios” no había ido lo bastante lejos y el gobierno “progresista” de Zapatero ideó no ya salvaguardas contra el despido como correspondería a una socialdemocracia digna de ese nombre, sino subvenciones al despido en favor de las empresas...Además, para mantener debidamente intimidado al ya nutrido ejército de reserva de trabajadores que cuenta con la bonita cifra de 4.100.000 exponentes y sigue creciendo, el gobierno socialista español suprimió la ayuda de 460 euros para los parados sin subvención. Los mercados están ya más tranquilos, a la espera de lanzar la siguiente ofensiva depredadora contra los títulos de deuda del Estado español. En este contexto de denodada lucha del gobierno socialista contra los supuestos privilegios...de los trabajadores y en favor de los muy reales privilegios del capital, surgen el plante masivo de los controladores aéreos y las medidas de excepción del gobierno.

4. 
Las medidas de excepción, que se concretan en la declaración por quince días del Estado de alarma, se presentan como una firme toma de control de la situación por parte del ejecutivo español en nombre de la defensa de los usuarios frente a un colectivo profesional priviluegiado e irresponsable y del mantenimiento de la buena imagen exterior del país. Rubalcaba resumía el espíritu de las medidas con la energía de un nuevo Fraga Iribarne: "quien le echa un pulso al Estado pierde". Atacando a los controladores aéreos, el gobierno tiene la seguridad de ganarse la simpatía de los usuarios, pero también la de la izquierda laborista y fordista, para la cual el resentimiento contra un colectivo "privilegiado" hace las veces de conciencia de clase; de una muy peculiar conciencia de clase que se traduce en un patriótico llamamiento a arrimar el hombro junto a la patronal y el gobierno para recuperar el crecimiento y el empleo. El terror provocado por la militarización y el estado de alarma ya ha permitido "normalizar" la situación de los aeropuertos, aun a punta de pistola. Es ciertamente un resultado apreciable. Otro es la lección que por anticipado se emite a quienes pretendan bloquear los flujos de transporte y comunicación esenciales para el funcionamiento del capitalismo postfordista. La próxima huelga general que intente bloquear el conjunto del espacio social metropolitano puede recibir una respuesta particularmente firme.

Con todo, mediante esta exhibición de "fuerza", el gobierno español intenta ocultar con gesticulaciones su apabullante debilidad. Debilidad ante el capital español e internacional que se expresa en sus varias series de concesiones para "calmar a los mercados": reforma laboral, reducción de los sueldos en la función pública, privatizaciones, subsidios al despido, eliminación de ayudas a los parados, y próximamente, si nadie lo evita, una brutal reducción de las pensiones. Todas estas medidas son en principio contrarias a la supervivencia de un gobierno socialdemócrata, salvo que este haya optado clara y definitivamente por una tercera vía semejante a la de Tony Blair en el laborismo británico, consistente en prescindir cada vez más de un voto obrero y popular que se dirige a la abstención o a la extrema derecha, en favor de una competición con los partidos conservadores  por el voto del electorado tradicional de la derecha. Para ello es importante dar una impresión de fuerza del Estado, de ejercicio de la soberanía, pues, nuestros socialistas saben perfectamente que, como afirmaba el gran jurista -y deleznable cómplce del nazismo- Carl Schmitt: "Soberano es quien decide sobre la situación de excepción" (C. Schmitt, Teología política). Decidir sobre la situación de excepción es hoy reconocer la peligrosidad del "mal ejemplo de los controladores" para el conjunto de la población y tomar las medidas de excepción correspondientes.

Como, por otra parte, el ejercicio de la soberanía frente a los intereses de los poderes financieros es estrictamente imposible si se aceptan  las condiciones del capitalismo mundializado, la actuación "soberana"debe desplazarse a un objetivo menos peligroso. De momento, intervención soberana que restablece el orden legal y constitucional se ejerce sobre los controladores aéreos e indirectamente sobre el conjunto de los trabajadores del Estado español. De esta manera, ese triste apéndice del capital globalizado que es el gobierno de España puede permitirse lucir un poco creíble disfraz de Leviatán, afirmándose como soberano allí donde ya no pueden ejercer ni el ejecutivo ni ningún otro de los poderes del Estado la más mínima soberanía efectiva. Lo que ocurre es que todo tiene sus límites y que no es posible militarizar al conjunto de la sociedad, ni gestionar la fuerza de trabajo mediante el simple terror dentro de un régimen postfordista en que el tiempo y el espacio del trabajo y por consiguiente el tiempo y el espacio del conflicto y del bloqueo de los flujos mercantiles cubre el conjunto de la sociedad. A lo mejor, con un poco de suerte, Julian Assange ha introducido algún "secreto de Estado" del gobierno español en su florilegio de chismes:de Wikileaks esto quizá pueda regalar alguna escama al lamentable disfraz del patético Leviatán hispánico.

miércoles, 1 de diciembre de 2010

Wikileaks: ¿Existe un -obsceno- secreto del poder?



"Nec sic incipies, ut scriptor cyclicus olim:
"Fortunam Priami cantabo et nobile bellum".
Quid dignum tanto feret hic promissor hiatu?
Parturient montes, nascetur ridiculus mus."
Horacio, Arte poética
                                        
    
(Ni tu exordio ha de ser tan retumbante
como el de cierto autor necio y pedante:
"De Príamo en su propia infausta tierra
la suerte cantó y una noble guerra".
Ilustre exordio si el autor no cesa 
de dar el lleno todo a su promesa.
Mas ¿qué sucede? Atiende. Dan bramidos
con dolores de parto conmovidos
los montes elevados,
las cumbres, los peñascos, los collados,
y, al cabo de su grande emoción,
parieron un ratón.)
1.
La última gran filtración de Wikileaks se nos ha presentado en los principales medios de comunicación  como un acontecimiento sin precedentes y con gravísimas repercusiones sobre la política internacional y en concreto sobre las relaciones diplomáticas de los Estados Unidos con sus "aliados". La Secretaria de Estado norteamericana no ha dudado en calificarla de "atentado contra la comunidad internacional", mientras que en el Congreso de los Estados Unidos han llegado a oirse voces que calificaban de terroristas al responsable de Wikileaks, Julian Assange y a sus colaboradores. Por otra parte, numerosas voces progresistas se han apresurado a felicitar a Wikileaks por su contribución a la "transparencia" y su servicio a la "democracia". Sin embargo, basta atender a lo que se nos sirve en bandeja en los periódicos que han tenido el privilegio de recibir la información filtrada, por ejemplo en el País de los dos últimos  días de noviembre, para comprobar que los pretendidos secretos que iban a hacer temblar los cimientos del mundo no son para tanto y que la mayoría de ellos eran de sobra conocidos desde hace mucho tiempo. 

La montaña, como en la fábula, parió un ratón. Descubrimos a estas alturas que Berlusconi organiza orgías o contrata a prostitutas o que Sarkozy es arrogante o Putin autoritario o que las autoridades españolas han frenado las investigaciones de los crímenes de guerra norteamericanos. No tardaremos en descubrir con Wikileaks que una extensión de agua cuyo nombre secreto es "Mediterráneo" separa África de Europa. El contenido de las filtraciones recuerda el chiste del escritor francés Régis Hauser quien descubría con sorpresa: que "debajo de su ropa, todas las mujeres están desnudas". ¡Gran escándalo! ¡Tremenda obscenidad por fin descubierta gracias a la perspectiva del mirón! Desnudar a las mujeres con la palabra y la mirada es suponer que debajo de la ropa se encuentra el preciado (y obsceno) objeto del deseo, la verdadera causa de éste. De modo similar, quienes alaban las hazañas de Assange y Wikileaks, suponen que existe una verdad del poder debajo de los secretos que destapan. En eso, coinciden, quizá sin saberlo con una vieja tradición del pensamiento político europeo que situaba el resorte fundamental del poder en los "arcana imperii", es decir en unos misteriosos y secretos principios de la razón de Estado al margen de la moral y de la comprensión del vulgo. Los secretos del Estado moderno se nos presentan así como unos "arcanos", como los principios ocultos  -y posiblemente inmorales y violentos- de un poder cuya justificación oficial pretende ser, sin embargo, de orden jurídico, moral o teológico.

2.
La teoría política de los arcana tiene su correlato y complemento "contestarario" en las teorías de la conspiración, teorías éstas que pueden expresarse desde posiciones de derecha o de izquierda, pero cuyo esquema fundamental es de una invariable monotonía. Son exponentes de esta teoría: la conspiración de los jesuitas contra las monarquías europeas, la conspiración de los judíos "descubierta" con la publicación -en realidad fabricación- de los Protocolos de los Sabios de Sión por la policía secreta zarista y "redescubierta" por los nazis, quienes volvieron a publicar ese infame panfleto junto a una plétora de textos antisemitas, la "sinarquía" que tanto el régimen de Vichy como el populismo peronista consideraban su más peligroso enemigo, el complot judeo-masónico de Franco o, ya desde la "izquierda", la "mentira" del 11 de septiembre, la conspiración de Bilderberg, la conjura del capital financiero contra el "buen" capital productivo etc. Umberto Eco les dedicó un divertido libro titulado "El péndulo de Foucault" que valdría la pena releer hoy. La estructura de todas estas "teorías" es siempre la misma: existe un grupo más o menos numeroso de personas (una religión, una secta, una raza, una sociedad secreta) que no para de maquinar para apoderarse del poder en el mundo entero y, para eso, sin escrúpulo moral alguno, manipula ocultamente los hilos del poder oficial y legítimo. Los defensores de estas "teorías" suelen afirmar que ellos  conocen sestos "secretos" y que "a ellos no los engañan". Tal fue el caso de Hitler que, pretendiendo "conocer" el plan judío para apoderarse del poder, organizó una conspiración para contrarrestarlo, conspiración cuya estructura visible era el partido nacional-socialista, partido conocido por su magistral uso del doble lenguaje y de la verdad mentirosa, pero también por el estricto secretismo con que tomaba sus decisiones. Hitler pretendía haber visto lo que se escondía debajo del poder, haber descubierto que el poder es sólo una sucia trama para engañar y dominar a la gente y actuó en consecuencia. 

3.
Las teorías de la conspiración, con sus pretendidos descubrimientos, encubren, sin embargo algo esencial. En el fondo, quienes creen que el poder se basa en secretas conspiraciones compiten en ingenuidad y optimismo con quienes piensan que el poder tiene un fundamento legítimo, moral o jurídico. Ambos bandos comparten una misma problemática: piensan que el poder en una sociedad de clases podría ser justo y legítimo si no estuviera manipulado por los conjurados y que basta desvelar y vencer la conjura para restablecer un orden basado en la legalidad y los derechos. La utopía del Estado de derecho es el horizonte insuperable de ambas posturas. Merced a esta utopía el ser de la sociedad de clases y del antagonismo se oculta bajo las apariencias morales y jurídicas de la "injusticia" y el "abuso".

Esta identidad de posición de ingenuos y suspicaces obedece a un mecanismo fundamental del poder moderno. El poder del Estado moderno pone a quienes a él están sometidos ante una exigencia contradictoria: por un lado pretende que se dé fe a su legitimación oficial en términos jurídicos, morales o religiosos, pero, por otro, conserva siempre una dimensión oculta, una dimensión de secreto que se presenta a sí misma como una salvaguardia del margen de decisión del soberano. En cierto modo, el poder exhibe y proclama el hecho de que oculta algo. Soberano no es sólo quien promulga la ley y a ella se somete, sino también - y, según Carl Schmitt, sobre todo- quien desde el propio derecho en que se funda su soberanía puede con toda legitimidad suspender las leyes, poniéndose a sí mismo fuera de la ley conforme a la ley. Tal es la paradoja de los poderes de excepción. El secreto como exigencia de la práctica de gobierno abiertamente reconocida e incluso inscrita en la ley permite articular la exigencia de legitimidad jurídica con la necesidad de una actuación al margen de la ley. 

Tal era al menos la doctrina oficial que justificaba los secretos de Estado. La política adquiría de este modo en el Estado moderno, una dimensión misteriosa y casi mágica. Los golpes de Estado (Gabriel Naudé, 1600-1653) se presentan como esos actos ilegales e imprevistos que realiza el propio soberano para restablecer el orden político o para establecer un orden nuevo. Son actos que se comparan con la acción milagrosa de Dios sobre la naturaleza. Junto a un mundo físico donde el milagro había desaparecido gracias a la física galileana y a sus desarrollos cartesianos, subsiste un espacio para el prodigio, no ya en la naturaleza sino en la política. La creencia en los milagros cambia de terreno, pero no por ello resulta menos imaginaria. De lo que se trata en la doctrina de los "arcana imperii" o en general en las teorías de la soberanía es de sustraer al soberano al orden común de la naturaleza y, casi, a la propia naturaleza humana. No es casual que las primeras formulaciones modernas de la economía política con Montchrestien y, posteriormente, los fisiócratas, pertenezcan a este mismo período de fundación y afianzamiento del Estado absolutista, pues de lo que se trata en la economía política es de separar claramente un espacio "económico" de regulación de la sociedad que se presenta como natural y sólo necesita del soberano  que éste lo deje funcionar con plena libertad conforme a sus propias leyes "naturales", y otro espacio, propiamente político, que no corresponde  ya a la necesidad natural, sino a la decisión absoluta del soberano.  El secreto es en este contexto una tramoya teatral en la que se escenifica el carácter supuestamente "sobrenatural" de este  poder supuestamente capaz de una decisión absoluta . En cierto sentido, es un dispositivo teológico-político que genera, más allá de las relaciones sociales efectivas, la ilusión necesaria del Estado soberano. Creer en el secreto, aceptar su necesidad, es cerrar los ojos sobre la violencia del poder, pues sólo de ese modo es posible creer en un poder con un fundamento legítimo, en la legalidad autofundante del Estado de derecho. No de otra manera, las teodiceas permiten, aludiendo a los insondables designios de Dios y a sus fines impenetrables, conciliar la bondad y la omnipotencia divina con la existencia del mal.

4.
El secreto de Estado parece constituir una necesidad para el funcionamiento del poder. Sin embargo, lo que las filtraciones de Wikileaks nos revelan es algo bastante más importante que su contenido manifiesto: la función esencial que desempeña la creencia en el secreto de Estado en los propios dispositivos ideológicos en que se fundamenta la idea de soberanía. El secreto, en términos de Louis Althusser, sería un componente fundamental de la "ideología de Estado". Hoy día no importa que el contenido de un secreto sea secreto. Una vez que la invasión de Afganistán se aprobó en la ONU en flagrante violación de la Carta de esta organización, o que la invasión de Iraq se decidiera con luz y taquígrafos en el Congreso y en el gobierno de los Estados Unidos, o en el gabinete de José María Aznar, una vez que el gobierno de los Estados Unidos ha legalizado la tortura y encubre con descaro la colonización sionista en Palestina, ¿qué cosa aun más grave podría ocultarse? Todos estos actos constituyen crímenes gravísimos: las dos invasiones aludidas  son actos de guerra de agresión, actos idénticos a los que llevaron a la horca en Nuremberg a los jerarcas nazis. En cuanto a la tortura, es un delito internacionalmente perseguible y gravemente penado. Los mencionados actos fueron realizados con plena publicidad y, gracias al aparato ideológico número 1 del actual Estado capitalista, los medios de comunicación, quedaron hasta hoy impunes. En esta misma línea, Berlusconi modifica abiertamente mediante su mayoría parlamentaria la legislación de su país para evitar penas de cárcel. 

Nadie se esconde, nada se esconde. Berlusconi se jacta de sus conquistas sexuales mercantiles, Bush de sus crímenes de guerra, Aznar de su complicidad en lo que el tribunal de Nuremberg calificó como el "mayor de todos los crímenes"... Sorprende así que, caído el velo del secreto y expuesta la desnudez de este poder nudista o incluso exhibicionista con las filtraciones de Wikileaks, siga produciéndose un escándalo. Es que el objeto del escándalo no son los actos criminales de los gobernantes, sino el descubrimiento profundamente subversivo de que estos no tienen nada que ocultar. Con la hoja de parra del secreto cae un aspecto importante de la legitimación del poder moderno, precisamente la idea de que existe una dimensión oculta y arcana en la que se mueven los gobernantes y que poco tiene que ver con la de los simples mortales. El  poder ya no es un arte oculto basado en "arcanos". Por por eso mismo le resulta indispensable imponer por todos los medios no ya la ilusión del secreto, sino la forma exterior de esa ilusión. Es algo que ya hace por otros medios el Estado nación globalizado imponiendo muros visibles e invisibles en sus fronteras y dentro de su territorio: esos muros no paran gran cosa, pero disimulan la inmensa merma de soberanía que han experimentado los Estados. Son más que un instrumento represivo, un elemento de mistificación. Del mismo modo que los musulmanes rigoristas velan a la mujer para ocultar la más tremenda de todas las verdades: que no hay gran cosa que ocultar o, mejor dicho, que la causa del deseo sólo se manifiesta como tal cuando se oculta, los gobernantes del capitalismo tardío unen a la obscenidad pública y notoria de sus actos la imposición de un velo de secreto que muestra esos actos como regidos por razones ocultas. De ese modo, el crimen y la corrupción cotidianos pueden legitimarse como algo en el fondo sublime, digno de ser respetado e incluso deseado por los súbditos.

5.
Frente a la mistificación que representa ese renacer del secreto de Estado, sólo cabe el más estricto rigor materialista: negar al poder todo carácter sublime o teológico, reconocer en el secreto de Estado o en los muros, no sólo dispositivos de protección o de represión, sino auténticos aparatos ideológicos. Es esencial, para quien quiera actuar contra el capitalismo y sus aparatos de Estado nacionales o imperiales, deshacer la consistencia imaginaria del Estado y de la soberanía con todo su secreto y su pretendido misterio, reconociendo la realidad efectiva del poder como un entramado móvil de correlaciones de fuerzas en el que nunca existen un soberano omnipotente y unos súbditos impotentes, sino una potencia de la multitud que siempre ya resiste a un poder que pugna por imponerse. Para entender las relaciones de fuerza que constituyen el poder y determinan el grado de potencia efectiva de las posibles resistencias, no basta que se revelen muchísimos datos aparentemente escandalosos: la realidad del poder no está en ningún dato, sino en la fórmula de las correlaciones de fuerza de cada coyuntura. Para determinarla y poder aprovechar datos como los de Wikileak y una infinidad de otros datos que nunca estuvieron ocultos no podemos ni debemos contar con revelaciones, sino con el lento trabajo de la producción de conceptos adecuados. 

domingo, 28 de noviembre de 2010

Comprar la paz a los mercados: el pésimo negocio de Zapatero

"No había duda de la transformación ocurrida en las caras de los cerdos. Los animales asombrados, pasaron su mirada del cerdo al hombre, y del hombre al cerdo; y, nuevamente, del cerdo al hombre; pero ya era imposible distinguir quién era uno y quién era otro." George Orwell, Rebelión en la Granja)

Zapatero hace todo lo posible por dar confianza a los mercados prometiendo a las distintas facciones del capital más tiempo de trabajo por menos salario, esto es más explotación, y menos derechos para los trabajadores. Se trata efectivamente, después de la reunión del gobierno con la cúpula del capital español promovida por el monarca, de desregular aún más el empleo y de reducir los importes de pensiones y  salarios. Haciendo esto, el presidente del gobierno de la monarquía, cree ganar tiempo a la espera de alguna buena noticia económica o política, pero desatiende un viejo y valiosísimo consejo de sabiduría política de Montesquieu:

"A veces, la cobardía de los emperadores, a menudo también la debilidad del Imperio, hicieron que se intentase apaciguar mediante dinero a los pueblos que amenazaban con una invasión. Pero la paz no se puede comprar, pues aquél que la ha vendido se encuentra después de ello en mejores condiciones para volver a hacer que la compren..

Más vale correr la suerte de hacer una guerra desgraciada que dar dinero para tener la paz: pues siempre se respeta a un príncipe cuando se sabe que sólo se le vencerá tras una larga resistencia. ." (Montesquieu: Consideraciones sobre las causas de la grandeza de los romanos y de su decadencia (1734))

La ilimitada pusilanimidad del gobernante supuestamente "socialdemócrata" sólo puede aplacar la voracidad del capital mediante concesiones cada vez mayores y sin límite alguno, concesiones que liquidan su propia base electoral, al tiempo que el capital financiero desestabiliza en su favor la economía de los países más débiles de la eurozona e incluso al propio euro. Como los cerdos de Rebelión en la granja, que negocian con los granjeros la carne y la fatiga de los demás animales, olvidando que pueden ellos mismos ser los siguientes, el actual gobierno del PSOE se empeña imprudentemente rn no ver que los granjeros, o los empresarios o los financieros no tendrán, llegado el momento, nada en contra de unas buenas chuletas...de cerdo.

Rara vez se ha visto mayor distancia entre el capital hoy hegemónico y las fuerzas productivas reales de la sociedad. Nunca el capital ha estado tan privado de cualquier legitimidad productiva, nunca ha sido tan abiertamente parasitario. A este respecto, vale la pena leer la dos últimas entradas del  blog sobre política europea de Jean Quatremer en Libération:. Vemos por un lado, que es el propio capital de la UE el que está destruyendo la estabilidad de la zona euro e imponiendo ajustes neoliberales cada vez más duros. En segundo lugar, que el ala espectacular del capital que representan los medios de comunicación desempeña un papel de primer orden a la hora de crear "amenazas" y "situaciones de peligro". Una realidad virtual como la de la finanza se vale de las construcciones imaginarias de los medios para producir efectos en la sociedad realmente existente. Una noticia con poco o ningún fundamento sobre la inquietud de los mercados o la debilidad fiscal de un Estado, provoca al día siguiente una baja de la bolsa y un aumento de los intereses de la deuda pública que, efectivamente debilita la solvencia efectiva de este Estado y justifica una nueva vuelta de tuerca en la reducción de salarios y prestaciones sociales. Nunca meras palabras, independientemente de que fueran verdaderas o falaces, han producido tantos efectos reales. El resultado es que la inmensa mayoría de la población de unos países que siguen siendo de los más ricos del planeta, verá degradarse sus condiciones reales de vida, porque la realidad virtual financiera está dispuesta a englutir en su trama (Matrix...) el conjunto de la realidad social.

Podría hablarse atendiendo a aspectos puramente formales de "performatividad", o de "self-fulfilling prophecy" (profecía autorrealizadora), pero  creo bastante más exacto denominar a esto, teniendo en cuent la dinámica social efectiva, capitalismo-mafia. Al igual que la mafia, estos señores ofrecen su "protección" contra los ataques que ellos mismos planean y perpetran, o, lo que es lo mismo, contra la inseguridad que ellos mismos generan. Ante gobiernos que, de tanto tratar con la mafia, en muy poco se diferencian ya de ella, lo que queda a las mayorías sociales no es reconocer democráticamente la "legitimidad" de la autoridades elegidas y esperar a otras nuevas "elecciones" en las que sólo quepa elegir a representantes de Lo Mismo, sino organizar la resistencia, tomar o estructurar posiciones en una lucha de clases difusa y ramificada. Para ello, es esencial elegir bien el nivel decisivo. A nivel nacional sólo podremos tener gobiernos que justifiquen la subordinación al capital aludiendo, desde la "derecha" o desde la "izquierda" a procesos mundiales y a decisiones tomadas a nivel europeo. Que ellos mismos nos indiquen el nivel donde debe actuarse no significa, sin embargo, que valga la pena apelar demasiado a los grandes responsables europeos, que en este momento son penosos peleles, cuando no agentes directos, del capital. Es idispensable organizar la resistencia a escala de la UE e incluso del continente y tendencialmente a escala mundial. Es cierto que una huelga general en cada uno de los Estados tiene un efecto muy limitado, incluso cuando constituye un éxito rotundo como la última huelga general portuguesa, pero aún no sabemos qué pasaría si se paralizara toda Europa. La imposición en ese espacio de mercado de nuevos derechos sociales tanto vinculados al trabajo como disociados de toda actividad laboral, permitiría salir de la actual trampa nacional-laborista en la cual los derechos se reivindican esencialmente en el espacio del Estado nación y como derechos del trabajador asalariado. Tal vez ese sea el único impulso que permita dar de nuevo vida al proyecto de construcción política europea. Como nos enseñaba Maquiavelo, la libertad de los romanos y la propia fuerza de Roma no sólo se basaban en las buenas leyes, sino en la capacidad de resistencia del pueblo ante los ricos y poderosos.

miércoles, 24 de noviembre de 2010

Irlanda: una modesta proposición contra la crisis



Nos ha llegado, gracias a una filtración de Wikileaks el siguiente informe del Fondo Monetario Internacional sobre la situación en Irlanda y los remedios que propone la institución financiera internacional para una de sus más alarmantes consecuencias, la lamentable condición de los niños pobres cuyo número no ha dejado de aumentar desde el estallido de la crisis.

Fondo Monetario Internacional
ref. 265A38
Asunto: Crisis fiscal y financiera en Irlanda- Situación de la infancia
Ponente J. Gulliver
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A. La situación
Como sostenía un clásico de la literatura irlandesa, "es un asunto melancólico" para quienes pasean por Dublín o viajan por el campo, ver las calles, los caminos y las puertas de las oficinas de empleo así como de los organismos de beneficencia atestadas de parados, fundamentalmente del sexo femenino, seguidos de tres o cuatro niños, todos mal vestidos e importunando a los viandantes. Esas madres, en vez de hallarse en condiciones de trabajar para ganarse la vida dignamente, se ven obligadas a perder su tiempo buscando asistencia pública o privada para sus hijos. Esta situación apresa a numerosas personas en la "trampa del desempleo", pues éstas se acostumbran a vivir de los subsidios, perdiendo todo interés por el trabajo. El Fondo Monetario Internacional considera que la solución más eficaz para salir de ese callejón sin salida económico y moral, que lastra las finanzas irlandesas y aumenta el peso de su ya muy considerable deuda pública y privada es aplicar el principio, reconocido por los principales economistas "Hacer que el trabajo sea rentable". Para ello, debe primero hacerse que no lo sea vivir de la asistencia. Es, con todo, condición indispensable para salir de esta indigna situación, encontrar una solución sostebnible y económicamente racional al problema de la infancia pobre, particularmente agudo en un país de tradición católica.

B. Método
La solución del problema debe respetar los principios de buena gobernanza económica desarrollados y aplicados por nuestra institución. En primer lugar, es esencial que toda medida que se adopte logre autofinanciarse, de modo que no suponga una carga adicional para las arcas públicas. En segundo lugar, es indispensable que las medidas reporten a las madres pobres un ingreso, pero que este no sa de carácter permanente, pues no debe, en ningún caso disuadirlas de trabajar. La perspectiva de obtener un ingreso es, como se sabe el primer incentivo de un cáculo racional del propio interés. El objetivo es pues que los niños pobres dejen de suponer una carga para sus padres y para la hacienda pública, permitiendo a la vez el retorno al mercado laboral de sus madres, en el marco de una política equilibrada de igualdad de género, y un sustancial ahorro en los subsidios de desempleo gracias a la nueva fuente -temporal- de ingresos que proponemos. De este modo, evitaremos entrar en ese "Camino de servidumbre" -de que hablaba Von Hayek- que representan las excesivas intervenciones del Estado en la vida económica y social. Frente al intervencionismo estatal, la experiencia ha demostrado la superioridad indiscutible de la libertad individual así como de los mecanismos de mercado y de la autorregulación. En este espíritu se orienta nuestra modesta proposición.

C. Solución
Transcribimos seguidamente el capítulo central del informe del director de nuestra oficina de Dublín:

"Mi intención está muy lejos de limitarse a proveer solamente por los niños de los mendigos declarados: es de alcance mucho mayor y tendrá en cuenta el número total de infantes de cierta edad nacidos de padres que de hecho son tan poco capaces de mantenerlos como los que solicitan nuestra caridad en las calles.
Por mi parte, habiendo volcado mis pensamientos durante muchos años sobre este importante asunto, y sopesado maduradamente los diversos planes de otros proyectistas, siempre los he encontrado groseramente equivocados en su cálculo. Es cierto que un niño recién nacido puede ser mantenido durante un año solar por la leche materna y poco alimento más; a lo sumo por un valor no mayor de dos chelines o su equivalente en mendrugos, que la madre puede conseguir ciertamente mediante su legítima ocupación de mendigar. Y es exactamente al año de edad que yo propongo que nos ocupemos de ellos de manera tal que en lugar de constituir una carga para sus padres o la parroquia, o de carecer de comida y vestido por el resto de sus vidas, contribuirán por el contrario a la alimentación, y en parte a la vestimenta, de muchos miles.
Hay además otra gran ventaja en mi plan, que evitará esos abortos voluntarios y esa práctica horrenda, ¡cielos!, ¡demasiado frecuente entre nosotros!, de mujeres que asesinan a sus hijos bastardos, sacrificando a los pobres bebés inocentes, no sé si más por evitar los gastos que la vergüenza, lo cual arrancaría las lágrimas y la piedad del pecho más salvaje e inhumano.
El número de almas en este reino se estima usualmente en un millón y medio, de éstas calculo que puede haber aproximadamente doscientas mil parejas cuyas mujeres son fecundas; de ese número resto treinta mil parejas capaces de mantener a sus hijos, aunque entiendo que puede no haber tantas bajo las actuales angustias del reino; pero suponiéndolo así, quedarán ciento setenta mil parideras. Resto nuevamente cincuenta mil por las mujeres que abortan, o cuyos hijos mueren por accidente o enfermedad antes de cumplir el año. Quedan sólo ciento veinte mil hijos de padres pobres nacidos anualmente: la cuestión es entonces, cómo se educará y sostendrá a esta cantidad, lo cual, como ya he dicho, es completamente imposible, en el actual estado de cosas, mediante los métodos hasta ahora propuestos. Porque no podemos emplearlos ni en la artesanía ni en la agricultura; ni construimos casas (quiero decir en el campo) ni cultivamos la tierra: raramente pueden ganarse la vida mediante el robo antes de los seis años, excepto cuando están precozmente dotados, aunque confieso que aprenden los rudimentos mucho antes, época durante la cual sólo pueden considerarse aficionados, según me ha informado un caballero del condado de Cavan, quien me aseguró que nunca supo de más de uno o dos casos bajo la edad de seis, ni siquiera en una parte del reino tan renombrada por la más pronta competencia en ese arte.
Me aseguran nuestros comerciantes que un muchacho o muchacha no es mercancía vendible antes de los doce años; e incluso cuando llegan a esta edad no producirán más de tres libras o tres libras y media corona como máximo en la transacción; lo que ni siquiera puede compensar a los padres o al reino el gasto en nutrición y harapos, que habrá sido al menos de cuatro veces ese valor.
Propondré ahora por lo tanto humildemente mis propias reflexiones, que espero no se prestarán a la menor objeción.
Me ha asegurado un americano muy entendido que conozco en Londres, que un tierno niño sano y bien criado constituye al año de edad el alimento más delicioso, nutritivo y saludable, ya sea estofado, asado, al horno o hervido; y no dudo que servirá igualmente en un fricasé o un ragout.

Ofrezco por lo tanto humildemente a la consideración del público que de los ciento veinte mil niños ya calculados, veinte mil se reserven para la reproducción, de los cuales sólo una cuarta parte serán machos; lo que es más de lo que permitimos a las ovejas, las vacas y los puercos; y mi razón es que esos niños raramente son frutos del matrimonio, una circunstancia no muy estimada por nuestros salvajes, en consecuencia un macho será suficiente para servir a cuatro hembras. De manera que los cien mil restantes pueden, al año de edad, ser ofrecidos en venta a las personas de calidad y fortuna del reino; aconsejando siempre a las madres que los amamanten copiosamente durante el último mes, a fin de ponerlos regordetes y mantecosos para una buena mesa. Un niño llenará dos fuentes en una comida para los amigos; y cuando la familia cene sola, el cuarto delantero o trasero constituirá un plato razonable, y sazonado con un poco de pimienta o de sal después de hervirlo resultará muy bueno hasta el cuarto día, especialmente en invierno.
He calculado que como término medio un niño recién nacido pesará doce libras, y en un año solar, si es tolerablemente criado, alcanzará las veintiocho.
Concedo que este manjar resultará algo costoso, y será por lo tanto muy apropiado para terratenientes, quienes, como ya han devorado a la mayoría de los padres, parecen acreditar los mejores derechos sobre los hijos.
Todo el año habrá carne de infante, pero más abundantemente en marzo, y un poco antes o después: pues nos informa un grave autor, eminente médico francés, que siendo el pescado una dieta prolífica, en los países católicos romanos nacen muchos mas niños aproximadamente nueve meses después de Cuaresma que en cualquier otra estación; en consecuencia, contando un año después de Cuaresma, los mercados estarán más abarrotados que de costumbre, porque el número de niños papistas es por lo menos de tres a uno en este reino: y entonces esto traerá otra ventaja colateral, al disminuir el número de papistas entre nosotros.
Ya he calculado el costo de crianza de un hijo de mendigo (entre los que incluyo a todos los cabañeros, a los jornaleros y a cuatro quintos de los campesinos) en unos dos chelines por año, harapos incluidos; y creo que ningún caballero se quejaría de pagar diez chelines por el cuerpo de un buen niño gordo, del cual, como he dicho, sacará cuatro fuentes de excelente carne nutritiva cuando sólo tenga a algún amigo o a su propia familia a comer con él. De este modo, el hacendado aprenderá a ser un buen terrateniente y se hará popular entre los arrendatarios; y la madre tendrá ocho chelines de ganancia limpia y quedará en condiciones de trabajar hasta que produzca otro niño.
Quienes sean más ahorrativos (como debo confesar que requieren los tiempos) pueden desollar el cuerpo; con la piel, artificiosamente preparada, se podrán hacer admirables guantes para damas y botas de verano para caballeros elegantes.
En nuestra ciudad de Dublín, los mataderos para este propósito pueden establecerse en sus zonas más convenientes, y podemos estar seguros de que carniceros no faltarán; aunque más bien recomiendo comprar los niños vivos y adobarlos mientras aún están tibios del cuchillo, como hacemos para asar los cerdos."

D. Conclusión
Los órganos directivos del FMI, en contacto con el gobierno irlandés y con las instancias europeas han decidido proponer oficialmente esta solución, en la que se combinan la racionalidad económica y la moralidad basada en el trabajo y la honesta ganancia. Este modelo de gobernanza de la crisis podría extrapolarse a otros países europeos donde la situación que hoy atraviesa Irlanda no tardará en reproducirse. Para ello, nos hemos puesto en contacto con los más altos responsables económicos y políticos españoles a fin de sondear su disposición a aplicar estas medidas. La respuesta ha sido más esperanzadora de lo que habíamos anticipado, pues el Reino de España está dispuesto a aplicarlas preventivamente, como lo hizo al aprobar la reforma laboral, la reducción de los sueldos de la función pública y la congelación de las pensiones. España está dispuesta a no ser Irlanda y, por ello mismo, acoge con entusiasmo nuestra proposición. Sólo propone el gobierno español un matiz: que el nuevo producto pueda comercializarse con la denomiación y el marcado de calidad "Ibérico". No tenemos ninguna objeción, pues el libre mrcado debe ser comptatible con las diversas tradiciones y métodos de producción.
Las autoridades irlandesas y las españolas han comprendido que una situación social controlada con arreglo a los modernos principios de la flexiseguridad, y unas finanzas públicas saneadas permitirán recuperar la confianza de los mercados y regresar al crecimiento. Una vez recuperada la inversión, se recuperarán también los niveles de empleo que reclaman los sindicatos y los demás intelocutores sociales. Según el gobierno español, las principales centrales sindicales son sensibles a nuestros argumentos.

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PS: Agradecemos su póstuma colaboración al gran Jonathan Swift, quien en plena fase de bárbara expropiación de los trabajadores y de hambruna provocada por la colonización inglesa en Irlanda, tuvo el valor de escribir en 1729 el bello panfleto satírico: "Una modesta proposición"