viernes, 14 de noviembre de 2014

La hidra o el Leviatán. Un mensaje a las distintas cabezas, tentáculos y fauces de la hidra de Podemos

"En la antigüedad estaba la hidra de Lemnos, hoy tenemos la de Podemos"
John Brown

"una de aquellas tantas criaturas -contesté- que se cuenta 
existieron en la antigüedad, como la Quimera, Escila, el Cérbero y otras 
muchas que se dice que vinieron a formarse en una unidad de distintas 
figuras. " Platón


Mi voto y algunas reflexiones críticas y cariñosas sobre Podemos y tod@s nosotr@s con ocasión del final del proceso de elecciones internas de Podemos.

Acabo de votar para los 3 órganos de Podemos. No he tardado demasiado, aunque sigue siendo cierto que las listas son, de entrada, cerradas e invitan más bien a votar en bloque que a seleccionar candidaturas individuales. Aunque sea perfectamente cierto que pueden abrirse, estas listas, como las latas de mi despensa, que no se resisten a un buen abrelatas o las puertas de una prisión que se abren con un llave gorda, se encuentran inicialmente cerradas. Nadie en su sano juicio diría que las latas de conserva están ya abiertas, aunque se puedan abrir con un abrefácil, ni menos aún que en las prisiones todas las jornadas sean de puertas abiertas. Prefiero, por lo tanto, mil veces el sistema igualitario de lista abierta de verdad que se usó para las europeas, sin que ello impidiera que distintas corrientes de opinión expresaran sus preferencias a modo de listas informales.
He votado valiéndome del "clic" a toda la candidatura Democracia Nómada, votándome inelegantemente a mi mismo, pero he considerado que quienes decidieron poner una plancha no tuvieron este tipo de escrúpulos para sí mismos y he seguido las reglas del juego por ellos establecidas. También ha votado a mis amigos y compañeros del Círculo Podemos Bélgica que se prensetan en la lista POdemos Volver, Julia Treskn y Marcelo Armendáriz. Tengo el honor y el placer de participar en el círculo Podemos Bélgica junto a gente muy diversa que cultiva el gusto del pluralismo, del debate y de la amistad política y en muchos casos personal. Trabajamos mucho, nuestras reuniones son largas y tenemos muchas actividades, pero todo esto vale sin la menor duda la pena.
Por supuesto, he votado también a la gente valiente y digna que se ha unido a la lista informal ‪#‎OccupyPodemos‬ a sabiendas de que con el sistema electoral vigente y en las condiciones de desequilibrio existentes entre una lista concreta y las demás, no solo sus posibilidades de éxito eran casi nulas, sino que por defender el pluralismo y la transparencia frente al planchazo, deberían enfrentarse al espíritu de unanimismo que con infinita torpeza y ceguera política de aficionados, aunque muy probablemente sin mala intención, se intenta promover dentro de Podemos desde sectores muy influyentes. Gracias a todas estas personas por embarcarse en una aventura que seguirá adelante, pues el debate y la reflexión sobre estas cuestiones, que debemos promover por lealtad al proyecto, apenas acaba de empezar. #OccupyPodemos, sean cuales sean los resultados de sus candidatos mañana, está aquí para quedarse, para ocupar pacífica y amistosamente los círculos y suscitar el debate, no solo ni fundamentalmente en materia de organización interna, sino en el aspecto estratégicamente decisivo de la apertura a los movimientos sociales y las demandas populares. Gracias por su solidaridad a mis queridos amigos, camaradas y hermanos Jp Garcia del CampoSamuel Pulido y Jónatham F. Moriche y a otras muchas personas por haber creido en esta aventura consistente en intentar repetir desde dentro de Podemos el mismo gesto imprevisible que creó a nuestro monstruo político aletorio.
Por último, he votado también a muchos y buenos candidatos y candidatas de la lista Claro que 

Podemos. Entre estas personas figura, naturalmente,Íñigo Errejón -con quien deberé hablar un día en serio de Maquiavelo pues no me convence mucho su lectura- pero que es el artífice indiscutible de una brillante estrategia hacia el exterior de Podemos con la que ganamos a diario hegemonía y escucha social. Ojalá él y otros hubiesen tenido la misma lucidez hacia dentro de la organización como hacia fuera, pero como se dice al final de una famosa película del gran Billy Wilder (Con faldas y a lo loco): "Nobody is perfect", nadie es perfecto.
Mi voto ha ido también para mi vieja amiga Isabel Alba, para el gran guerrillero de las redes Eduardo Fernández Rubiño, para el Maestro Medusa, Raimundo Viejo Viñas, para Pablo Bustinduy y German Cano, porque hacen falta filósofos para criticar y sostener esto desde dentro y para otros muchos de esa lista de enorme calidad tanto técnica como humana para la que nunca nadie habría debido ambicionar que se hiciese con un 100% de la representación, cosa que puede muy probablemente ocurrir este sábado para nuestro común bochorno en las condiciones realmente existentes. He votado a Jorge Moruno, cuyos análisis sociológicos sobre la nueva composición de clase del proletariado deberían contribuir útilmente a disipar los fantasmas del mando. También he votado para el CC al gran jurista
Jaume Asens, para que vaya dando lecciones de garantismo desde dentro a un grupo humano que manifiestamente las necesita. He votado a Clara García y a otras mujeres esforzadas y valientes de la lista CQP y de otras. Reitero lo que ya dije: es un escándalo insultar a estas grandes compañeras atribuyéndoles un papel subalterno o cosas peores como desgraciadamente se ha oido y leído en esa lista.
He votado para la Comisión de Garantías a la lista presentada por los Juristas de Madrid, por considerar que los más que probables vencedores del escrutinio no deben ser juez y parte en los posibles litigios y que un conocimiento y una práctica pofesionales del derecho ayudarán a afianzar el sentido de las garantías, de la seguridad jurídica y de la transparencia del que tan necesitada está nuestra joven organización.
Por último, he votado a Pablo Iglesias Turrión para la Secretaría General, aunque me chirría en los oídos el nombre de ese cargo. Pablo Iglesias Turrión ha aceptado la difícil tarea para un intelectual de constituirse en icono vivo del movimiento para ocupar el lugar que el sastrecillo judío encarnado por Chaplin ocupara en el Gran Dictador, el de un hombre normal, vestido con los ropajes siempre algo patéticos del poder, que accede subrepticiamente a ese lugar para ser la voz de un pueblo sediento de libertad, de justicia y de democracia.
Ha habido diferencias entre nosotros a lo largo de este proceso, y desde la fundación del querido monstruo del que somos cabezas, patas y fauces habladoras todos nosotros, pero esas diferencias, a veces intensas, nos han venido fortaleciendo, pues han desplegado dentro de Podemos una libertad rebelde, una libertad tumultuosa que hace temblar ya a la casta. Espero que todos sepamos reconocer cual es nuestra verdadera constitución y no nos contemos historias.
#OccupyPOdemos hará todo lo posible para que Podemos sea fiel a sus principios y a su origen, ese encuentro inicial entre el espacio multitudinario del 15M, el espacio militante de una izquierda transformada ya por los movimientos sociales y un grupo de intelectuales activistas que regalaron al movimiento su extraordinaria capacidad y experiencia en materia de comunicación política. Respetando esa pluralidad, volviendo como quiere Maquiavelo a ese origen de nuestra constitución cada vez que nos desviemos de él, es seguro que venceremos.

La Ilustración populista

(Texto publicado en Info Libre)

La cuestión del populismo se ha convertido en uno de los temas centrales del debate teórico y político. En el debate político sirve sobre todo como invectiva, como acusación de demagogia, mientras que en el debate teórico, después de La razón populista (2005) de Ernesto Laclau, el término ha adquirido rango de concepto con valor analítico. Si se atiende a lo que el concepto de populismo critica y a lo que formula como novedad, hay que reconocer que supone una reacción frente al marxismo, frente a la incapacidad política de un marxismo cuyo discurso se ha vuelto cada vez menos apto para la acción política y la conquista de hegemonía

Este dictamen sobre el marxismo como macizo ideológico-político no es novedoso, pues ya fue emitido en los años 40 por Jean-Paul Sartre en su artículo Materialismo y revolución o en los 70 por Cornelius Castoriadis, quien afirmó en La institución imaginaria de la sociedad (1975) que los miembros de su grupo, 'Socialismo o barbarie', habían tenido que "elegir entre seguir siendo marxistas o seguir siendo revolucionarios", sin olvidar al Gramsci del artículo con el que saludó la revolución rusa y cuyo título muy elocuente era La revolución contra el Capital

La razón populista que propugna Laclau viene a incidir en el bloqueo que produce el marxismo como teoría determinista y como reducción identitaria del sujeto histórico a una clase predeterminada que lastra la capacidad de acción política de las clases populares. El determinismo económico subordina la política a un saber, a una verdad sobre la economía o sobre la lucha de clases. Este saber, por lo demás, no es otro que la veredicción que sirve de fundamento al poder en régimen liberal. 

Para el soberano liberal, el poder se basa fundamentalmente en un saber sobre la población y sus dinámicas de producción, intercambio y circulación de productos que configuran una esfera supuestamente autorregulada: la economía. El dirigente socialdemócrata o estalinista ocupa muy precisamente el lugar de ese poder basado en el saber que hizo identificar a Jacques Lacan "socialismo” con "discurso de la universidad". Ahora bien, un poder basado en la verdad solo puede implantarse cuando existe ya un poder con otra base. El propio soberano moderno del régimen liberal tuvo que ser primero soberano para ser después liberal. Como los neoliberales han afirmado correctamente, rectificando así algunas tendencias del liberalismo clásico, no existe autorregulación del mercado ni por lo tanto objeto del saber económico sin una constante intervención del poder político a fin de establecer y restablecer las condiciones adecuadas para el funcionamiento del mercado. 

Una política basada en el poder-saber no es por lo tanto capaz de dar cuenta de sí misma ni de crear las condiciones en que un saber puede funcionar como poder. La historia del marxismo político nos ilustra a este respecto: las dos grandes corrientes procedentes del leninismo ~de un malentendido sobre el leninismo– que ha conocido el siglo XX, elestalinismo y el trotskismo, han pretendido basarse en una verdad teórica, la del marxismo. Sus resultados fueron totalmente dispares: por un lado, el estalinismo, que tenía el poder, pudo imponer mediante la violencia de Estado su verdad, con el coste de sobra conocido, mientras que los trotskistas que no tenían el poder, se limitaron a proclamar esa verdad dividiéndose en capillas. 

La historia de la izquierda en el siglo XX se reparte así entre la impotencia, el terror y también, por supuesto, el oportunismo de las socialdemocracias unidas a los distintos pactos neoliberales, desde el ordoliberal hasta el friedmanita. Esta transformación liberal de la socialdemocracia no debe sorprender por lo demás a quien sepa reconocer en el paradigma del poder-saber la matriz misma del poder liberal.

Un movimiento político deseoso de transformación social tiene que salir de esa trampa y comprender la necesidad de partir, no ya del saber de un mando político, sino del "sentido común" de la población. El populismo, entre cuyas fuentes reconoce Laclau a pensadores marxistas heterodoxos como Rosa Luxemburgo, Antonio Gramsci o Louis Althusser, acepta la necesidad de partir de la ideología como concepción del mundorealmente existente, sin intentar inyectar desde fuera una verdad, sino produciendo desde dentro de una multitud cuyo mundo, cuyo entorno vital es necesariamente imaginario, las nociones comunes que llevan al buen sentido, a un ejercicio siempre parcial y problemático de la razón. 

La política se convierte así en un combate centrado en el ámbito ideológico, el de los significantes y las representaciones, en el cual lo que está en juego es en buena medida el significado de los significantes políticos. El saber queda así desplazado por un hacer que requiere de saberes específicos, pero que no pretende gobernar amparado en ellos. Ciertamente, la propaganda también produce este tipo de efectos, pues parte del sentido común e intenta incidir en él. 

Uno de los riesgos del populismo, de esa apelación explícita a la ideología y al sentido común es el de convertirse, no ya en política, operación inmanente al sentido común, pugna por su resignificación, sino en operación de manipulación de masas desde el exterior. El populismo se salva y es una vía eficaz y productiva de recuperación de la política cuando se instala en el antagonismo, pero degenera cuando su actuación es exterior y sustituye el poder-saber liberal o socialista por las técnicas de manipulación.

Un elemento central del populismo como estrategia política es suapelación al pueblo. Esto merece también una matización, pues el pueblo al que se refiere no es un pueblo ya existente, sino un pueblo en constitución. El populismo es una estrategia constituyente y no puede confundirse con las apelaciones al pueblo étnicas o raciales, pues estas presuponen un pueblo ya constituido, sea este real o imaginario. El populismo que teoriza Laclau y que hemos visto operar en los últimos decenios en el continente sudamericano es un populismo democrático en sentido estricto, pues no arranca de una representación ya dada del pueblo, sino del demos como sector no representado del pueblo en su totalidad conforme a la acepción clásica del término. 

El demos, el sector de la población que en la Grecia clásica se caracterizaba por no haber tenido su parte en el reparto del poder y de la riqueza, es, como enseña Jacques Rancière, un concepto esencialmente polémico, pues polémico, esencialmente discutible, es el determinar si –y conforme a qué criterios– un sector se ha visto injustamente tratado. Con todo, esa discusión, esa polémica congénita a la idea de que una sociedad se basa en el derecho del demos, es la esencia misma de la democracia o, lo que es rigurosamente lo mismo, de la política. 

En una sociedad en la que la disputa sobre las partes y los derechos que corresponden a cada grupo estuviera cerrada –como ocurría según recuerda Maquiavelo en la disciplinada Esparta en contraste con la libre y turbulenta Roma– dejaría de haber política y democracia y solo subsistiría un régimen de conservación de las partes ya asignadas que en la terminología de Jacques Rancière, se denomina elocuentemente "policía". De este modo, como reitera Laclau, el concepto de populismo coincide con los de democracia e incluso de política. Más acá de la disputa populista solo quedan los espacios del poder-saber, de la economía como destino ineluctable y de la neutralización de todo antagonismo.

Suele criticarse al populismo como apelación irracional al sentir de las mayorías que no tiene en cuenta la necesidad económica o las determinaciones sociales que son objeto del saber-poder. Esta crítica es, sin embargo, muy poco sólida, pues presupone que el pueblo del populismo democrático es el pueblo existente, el privado de protagonismo político por el propio sistema de poder-saber que critica al populismo. Sin embargo, el pueblo de que se trata es un pueblo que no existe, un demos politizado, en escisión respecto del pueblo y del mando correlativo ya existente. 

No hay ninguna irracionalidad en una recuperación del espacio públicoy una reactivación del debate sobre lo común, del debate propiamente político, a condición de que no se confunda política populista con simple manipulación propagandística. El populismo democrático apela a una razón del demos, exige que se dé razón de toda medida política en la plaza pública y no solo en los ámbitos cerrados y reservados de los gabinetes de un poder al que se supone un saber propio no compartible ni discutible. El populismo, como figura activa, constituyente, de la democracia, es así un proceso genuinamente ilustrado de producción de nuevos espacios de racionalidad, de nuevas formas de autonomía. El populismo recupera así el espacio público donde se despliega el “uso público” de la razón que, según un Kant que coincide con Maquiavelo y con Spinoza, es la base de todo avance de la Ilustración.

El populismo, como reactivación y recuperación de la democracia, como proceso constituyente es un desafío de primer orden para unas democracias representativas y tecnocráticas que habían dejado de lado a ese exterior interior a toda democracia que es el demos. La reactivación del demos como sujeto unificado alrededor de un significante “vacío” que subsume múltiples demandas crea una nueva figura de pueblo, pero de un pueblo que es multitud en potencia de Ilustración, multitud que abandona la minoría de edad que la caracteriza en los regímenes de poder-saber. 

Estos regímenes, que dicen velar por la felicidad y el bienestar de la población, mantienen a esta en un estado de minoría de edad y son, como Kant afirmaba "el peor de los despotismos". Podemos, el nombre de una nueva formación política española cuyos fundadores reivindican abiertamente el populismo democrático y constituyente, es, entre otras cosas, una respuesta al imperativo kantiano de la Ilustración: sapere aude!(atrévete a saber), aunque este saber no deba identificarse con un saber-poder de casta, sino con una progresiva producción de saber racional por parte de un pueblo en devenir.